sábado, 24 de julio de 2010

Puestito en la Plaza San Martin (todos los lugares del mundo tienen una plaza San Martín)

Después descubrimos que tanto bolserío no era conveniente para la venta... osea pareciamos linyeras.

Habiamos vendido solo una pulsera y Mati dijo "ahi vuelvo" :) Adivinen quien es el Algodonero


Punto en el que la felicidad de comer se transforma en indigestión



Primer puestito en Misiones: La Costanera


Eso que se ve cruzando el charquito es Paraguay


Calles típicas de Posadas: En subidas y bajadas muy pronunciadas y con vegetación increíble.

Almuerzo y despedida de Ricardo


Se llegan a ver el chinito sostenedor de basura y el arbusto de pato?
En Misiones parece que hay mentes creativas...

lunes, 5 de julio de 2010

Próxima parada: Candelaria






Tras la corta despedida de Ricardo y su hijo(yo esperaba un abrazo fuerte y unas lindas palabras, más que todo xq podía ser que la ruta no nos vuelva a cruzar NUNCA MÁS con él) caminamos con nuestras mochilas pesadas hasta la parada del colectivo que nos llevaba al centro de Posadas, hasta la Plaza San Martín.
Eran al rededor de las 9:00 de la mañana y el plan era pasar el día parchando en esa plaza céntrica hasta la noche para vender lo más posible y luego tomar otro bondi a Candelaria. Yo estaba demasiado cómodo en esa plaza, se trabajaba bien, había agua caliente muy barata, y nadie nos molestaba para nada, podíamos charlar con gente linda y los días se prestaban. La comodidad esa era seguridad encubierta. Mi espíritu de ciudad me ataba. Tenía miedo de irme de ahí y no saber cómo hacer aparecer el mango para poder comer, pagar un camping, etc. Por suerte Celes es inquieta y no me hubiese dejado estancarme en esos 100 verdes metros cuadrados.
Esa tarde conocimos un maluco. Se llama Pablo, "Cabe" para los que le caíamos bien, un viajero de La Pampa que pasaba por Misiones. Se autodenominaba "artezángano" porque las pulseras que tenía en su pequeño manguero eran muy "microbio", es decir "micropulseras", no le gustaba pagar por nada porque lo conseguía todo. Dormía en una plaza cercana, comía de los restaurantes, con sus mircropulseras sustentaba gastos secundarios (que para él eran primarios), vivía bien, conocía la Calle y la Ruta, se podía aprender de él.
La cuestión es que parchamos hasta la noche, tomar el colectivo a Candelaria nos parecía medio complicado porque no teníamos ni idea de qué hacer para llegar y el Cabe nos había propuesto quedarnos a dormir en "su" plaza y partir al otro día. Dudábamos. Aunque estábamos en provincia no nos sonaba seguro dormir a la intemperie, pero esa noche decidimos vivir como él. Nos llevó a una zona de restaurantes donde él había pedido que le guarden comida, y después a la plaza donde dormía siempre. En esa caminata descubrí que las mochilas que teníamos eran demasiado pasadas para un viaje, aún cuando pensaba que llevaba lo mínimo e indispensable.
Al otro dia dejamos al cabe que dormia como un bebe, no sin antes dejarle una nota y sacarle una foto :).
Nos tomamos el colectivo a Candelaria y una vez que salimos de la ciudad supimos lo que era ver caminos enteros de tierra roja.
Bajamos en un camping que, despues nos enterariamos, no era el mas barato, pero como teniamos plata todavia, y era un hermosisimo lugar, nos quedamos una noche.
Ese dia conocimos a Maxi, un chico de unos 18 años que vino a recomendarnos el camping de al lado, que era mucho mas barato.
A la tarde hacia un calor barbaro asi que nos metimos en el arroyo, lugar que en las horas mas calurosas se convertia en la pileta del pueblo.
A la noche salimos a vender pulseritas casa por casa y gracias a eso nos armamos un alto guiso que compartimos con Maxi y el compartio unas tortafritas con nosotros.
Al otro dia nos metimos al arroyo de vuelta y descansamos un poco a la orilla antes de salir hacia Profundidad, un pueblo donde habia un Parque Nacional donde, nos dijeron, podiamos acampar tres dias.