Viajando con Belén y Carlos llegamos hasta el cruce en donde ellos doblarían hacia Cachi y nosotros seguiríamos hasta Salta. Estábamos encantados con la idea de ir hasta Cachi, pero la verdad que no queríamos abusar de la ayuda que nos habían brindado, así que aceptaríamos bajarnos ahí y continuar rumbo a la capital provincial. Pero en el momento que bajamos ellos solos nos dijeron que irían hacia Cachi y al otro día bajarían a Salta Capital, si queríamos nos podían alcanzar a Cachi y coordinaríamos para encontrarnos a la mañana siguiente y seguir viajando juntos. Nosotros nos miramos sorprendidísimos y aceptamos sin dudarlo. Si cada vez que uno tiene que elegir una de dos opciones podría elegir las dos la vida sería más fácil, no?
El camino hacia Cachi se llama la Cuesta del Obispo. Es una ruta serpenteante que sube casi 700 metros sobre el nivel del mar, y en cada curva la vista se vuelve más y más impactante, y uno se vuelve más y más insignificante en la naturaleza, tanto que nos volvemos parte de ella.
Con la altura y las 5 de la tarde, empezó a hacer frío en la caja de la camioneta. En el momento en que empezamos a buscar la frazada en nuestra mochila, Carlos detiene la camioneta, para decirnos que pasemos dentro. La verdad que no sabíamos como agradecerle tanta hospitalidad con dos desconocidos.
Ya dentro nos conocimos mejor. Ellos estaban de luna de miel, se habían casado hace 15 días y querían recorrer todo el norte argentino.
Llegamos a Cachi casi a punto de anochecer, intercambiamos los teléfonos para contactarnos al otro día y nos saludamos. Fuimos a la plaza a poner el paño, charlar con la gente del lugar y a comer algo. Luego fui a una estación de servicio a preguntar si podíamos poner la carpa para dormir, pero un policía encargado de cuidar el lugar se negó de mala gana. Volví con Celes para decidir qué podíamos hacer y entonces llegó EL mensaje de texto. Eran Belén y Carlos de nuevo. Querían invitarnos a dormir al hospedaje donde estaban ellos. Era demasiado lo que hacían por nosotros, pero lo hacían sin esperar nada a cambio, casi que los ofenderíamos si decíamos que no!
Algunas fotos de ese tramo maravilloso:
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Una curvita de la Cuesta del Obispo, nada para la Hilux |
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Grandeza |
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Pequeñeza |
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Por alla estabamos al principo |