jueves, 5 de mayo de 2011

Jujuuuuuuy!

Gracias banco Hipotecario... tenes una dueña en la puerta
Diego, el señor que nos levantó, es el dueño de una cadena de heladerías y en ese momento iba camino a un pueblo antes de San Salvador a buscar frutillas para su propio helado. Me pareció que esto mostraba un enorme amor por su trabajo y se lo hice notar.
El estaba maravillado con nosotros porque decia que en vivir la vida sencillamente, ahi esta el verdadero amor y que eso seguramente nos uniría más.
El es divorciado y dice que lo tuvo todo: La casa, el auto, entre otras cosas materiales, pero le faltaron justamente momentos de carencia para afianzar la relacion. Le falto amor de verdad.
Le contamos que no todo es color de rosa, de hecho nos peleamos bastante, pero seguimos adelante.
Lo acompañamos a comprar unos cuantos cajones de frutillas y en vez de dejarnos ahi y volver a salta, como tenia que hacer, nos llevo unos cuantos kilmetros mas hasta San Salvador de Jujuy y encima nos regalo frutillas :D
(Va, y no quise aceptarlas porque me parecia que el hombre ya habia hecho demasiado pr nostros pero mientras yo decia "No, no, NO" Matias ya habia ido a buscar una bolsa y se la ponia enfrente de la cara a nuestro nuevo amigo....un adorable caradura)

La idea era llegar a Yala, (que queda a 12 quilometros de San Salvador De Jujuy),  dónde está el camping que me habia recomendado mi amigo Rulo. Pero ya se estaba haciendo tarde y pensamos en pasar esa noche allí y al día siguiente partiríamos a Yala.
Fuimos hasta una zona bien céntrica y, sin querer, nos fuimos adentrando cada vez más en el caos de ciudad que tanto queriamos evitar. Sin embargo, este mismo caos nos resulta tan familiar que es de algun modo reconfortante.
 Mientras Matias se fue a buscar un lugar dónde dormir y yo cuidaba las mochilas en una esquina, yo miraba la gente a mi alrededor. Cada uno estaba en lo suyo. Muchos vendedores de comida, salchipapas, pollo en brochet, panchos. Gente que camina rápido, todos queriendo ya llegar a sus casas despues de largos dias de trabajo. Yo intentaba adivinar sus pensamientos. Me vi en cada uno de ellos. Yo cuando estaba en Buenos Aires. 
Van mirando siempre adelante. Caminando casi por inercia, pensando en las miles de cosas que tienen que hacer al llegar a su destino. Algunos recien salidos de la oficina ya pensando en lo que tendrian que trabajar al dia siguiente. Pareciera que cada uno solo ve a los demás como sombras, solo ven los bordes de las otras personas, lo minimo indispensable para no chocarse, sin mirarlos a los ojos para no involucrarse, para no intentar adivinar sus pensamientos y sus dolores y asi poder sentir que es la unica que siente dolores, la unica que tiene un lugar a donde llegar, la más apurada de todas.
Incluso las cosas parecen apuradas: Los semáforos, los bocinazos, los ruidos de esto y aquello.
En resumen: Una vorágine que no extraño.
Cuando Matias vino a contarme de las habitaciones que habia encontrado, casi no lo deje terminar de hablar y le dije: "Vamos a Yala".

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