domingo, 4 de diciembre de 2011

Momentos antes de cumplir un sueño :)

Aguas Calientes es un lugar bonito, turista-bonito. No hay mucho espacio para nosotros, como siempre, pero debo decir que a lo último ya habíamos encontrado nuestro espacio, al menos un poco.
Lo primero que hicimos fue sentarnos frente a un negocio de artesanías regionales en un gran macetero a hacer un ensalada de tomate y palta que tuvimos que dejar por la mitad por el asunto de la cáscara ácida del tomate raro ese.
Fuimos al camping, que estaba bastante lejos y para eso tuvimos que volver al lado del Vilcanota, que ya me daba náuseas ver a mi izquierda.
El camping estaba en el mismo camino a la entrada del Machu Picchu. Le lloramos a una mina muy dura, que nos baje de 15 soles a 13,40 que era todo lo que teníamos, para pasar una noche allí. Accedió a lo uuuuultimo.
Por supuesto lo segundo que hicimos despues de armar la carpa fue pegarnos un duchazo de agua fría, que a estas alturas (con semejante caminata de por medio) era un sueño hecho realidad.
Una vez bañaditos fuimos con las artesanías a ver si se podía tirar el paño. Apenas lo tiramos en la plaza de armas, una nena italiana vino y nos compró una pulsera de un sol, que se convirtió en nuestro único capital.
Acto seguido vino un cana y nos rajó.
Lo pusimos más lejos, nos rajaron de vuelta y así hasta que tuvimos que ponerlo en una de las calles principales a un lado de un restaurant con poca luz, y por suerte nos compraron una trenza. Justo antes de que venga un cana y nos raje... Lugar difícil, Aguas Calientes para los pibes.
Pero antes, nos encontramos a Pepe y a un personaje encapuchado llamado Ariel y nos contó un poco mejor su plan... Todavia no sabiamos lo que aquel personaje encapuchado significaría para nosotros, y la realización de nuestro sueño.
Con respecto a la comida, Aguas Calientes era un paraíso para nosotros, sobre todo para Mati, barril sin fondo, para quien buscar alimento se había vuelto un juego.
Resulta que este lugar está en el medio de la nada. Sólo hay una ruta para llegar y todo lo que llega, llega en tren. Por eso, y por la importancia del Machu Picchu a nivel internacional, todo está muy caro. Pero, por la misma razón, no hay ni perro a quién darle la comida que sobra.
Por supuesto fue Mati el que pisió comida en los restaurants a cambio de artesanías y cuando se dió cuenta de que si el no pedía lo botaban a la basura para que no vengan las ratas, pidió comida a cambio de nada.
Una vez estabamos con Pepe, Alix, Pablo y Ariel (todos viajeros) y comimos como 90 veces. "Qué querés comer?" me decía Mati. "y, la verdad estoy tentada de papas fritas con huevo frito". Se iba, volvía, traía eso y encima con arrocito. Teníamos algo que convidarle a los chicos y estabamos contentos.
Matías desaparecía a cada rato mientras nosotros caminabamos y volvía a aparecer con más y más platos de comida.
Ese día, los chicos iban a entrar a Machu Pichu. Lo hicieron.
 Cuando volvieron y nos contaron todo nos dieron más fuerza para entrar. Pensamos que lo ibamos a hacer a la manera de ellos, pero nuestro viaje fue otro viaje, y tuvimos que adaptarnos a nuevas circunstancias e improvisar...
No teníamos mucha plata, pero Matías dijo: "En una película llamada , el día antes de ir a la guerra el capitán les repartía café y cigarrillos y tenían una buena comida. Antes de eso escaseaban y se los escatimaban, pero no el dia anterior a una batalla... asi que pienso que tenemos que comprar una gran barra de chocolate"
Me parecieron las palabras justas para antes de la batalla, nuestra batalla, pero la verdad soy mujer, con decirme "che, negra, nos compramos los únicos 7 soles que tenemos en chocolate" era más que suficiente.
Aunque todavía faltaba mucho para ÉL momento, ya caminar en esa dirección hacía que mi corazón se saliera de mi pecho.
Esperando en una plazoletita al lado del Vilcanota, Ariel prendió su cámara y nos filmó. Primero a él: "Hola, estamos aca con Matías y Celeste a punto de hacer algo importante, contanos Celeste"
"Holaaaa, soy Celeste y estoy a punto de cumplir mi sueño de entrar al Machu Picchu" No recuerdo si Mati dijo algo. A este punto se me revolvía todo. No podía pensar mucho. Podía sentir todo.
Entonces, comenzamos a acercarnos...
Todavía era temprano y yo por mi parte necesitaba desacelerar el corazón un poco, asi que bajamos como pudimos al ladito del río, donde su fuerza se sentía más que nunca, pero también de alguna manera hallamos la paz que necesitabamos para seguir adelante con nuestra meta.
Nos tendimos sobre una rocs plana gigante y dormitamos. Las ramas que estaban arriba mío tenían una forma extraña. Quería dibujarlas. Eran hermosas con las estrellas de fondo. En realidad queria recordar ese momento para siempre. Justo ese momento en el que había llegado más lejos que nunca, lo cual sentía ya como un triúnfo.
El momento antes de cumplir un sueño, el momento antes de entrar al Machu Picchu. No podía creer estar ahí al fin. Me imaginaba lo orgullosos que estarían de mi mi familia y mis amigos, sólo por haber llegado hasta la puerta. Pensé en todo lo que habíamos pasado para llegar hasta ahí. Recordé el momento en el que dije "che, y si vamos al Machu Picchu?", un año y pico atrás. Me vi de nena, cuando soñaba con viajar. y lo sentía tan lejano.
Fue un momento realmente muy fuerte. Entendí porqué la vida nos puso justo en esa piedra por ese rato antes del gran momento.
Después de una horita, decidimos que ya había llegado el momento...

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